La melatonina, conocida como la hormona del sueño, juega un papel crucial en la regulación de nuestros ciclos de vigilia y descanso. Nuestro cuerpo responde a sus niveles elevados cuando es hora de dormir y disminuyendo para promover la vigilia. La luz actúa como el principal interruptor de la producción de melatonina, mientras que la oscuridad la estimula.
Esta hormona se sintetiza en la glándula pineal, cuya actividad está supervisada por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, el reloj maestro de nuestro sistema circadiano, el cual recibe información visual sobre la luz y la oscuridad.
Regulación del sueño y el ritmo circadiano
La producción de melatonina exhibe un claro patrón circadiano, manifestándose con niveles reducidos durante el día y alcanzando su punto máximo durante la noche. Es por ello que se le denomina la hormona de la oscuridad.
Su función radica en notificar a todo nuestro organismo, incluso a cada célula individual, sobre la llegada de la oscuridad, señalando así que es el momento adecuado para que nuestra especie y otras especies diurnas se preparen para dormir. Se podría decir que resetea el reloj interno de cada célula para sincronizarlas adecuadamente.
Resulta fundamental comprender esta sutileza: la melatonina no participa de manera directa en la generación del sueño, sino que su función radica en sincronizarlo, en emitir la señal de “es hora de dormir”. Envía las señales pertinentes a las áreas cerebrales implicadas en la producción del sueño para que se activen.
Disminución de la producción de melatonina y sus implicaciones
Una vez que el sueño comienza, los niveles de melatonina comienzan a disminuir, especialmente durante la segunda mitad de la noche. Al amanecer, la luz del sol vuelve a estimular nuestro cerebro, incluso con los ojos cerrados. Por esta razón, es crucial dormir en una habitación oscura si no queremos despertarnos cuando comience a salir el sol.
La luz interrumpe la producción de melatonina por la glándula pineal, lo que indica a nuestro cuerpo que el período de sueño ha terminado y es hora de prepararse para despertarse. Con la llegada de la siguiente noche y la oscuridad, la producción de melatonina se reactiva y el ciclo se repite.
Como ocurre con otras hormonas presentes en nuestro cuerpo, los niveles de melatonina tienden a decrecer con el paso de los años. Alcanzan su punto máximo durante la infancia para luego comenzar a declinar durante la pubertad. Sin embargo, es a partir de los 40 años cuando esta disminución se hace más notable, lo que puede desencadenar diversos trastornos del sueño, así como procesos inflamatorios y de envejecimiento.
A partir de los 70 años, la producción de melatonina apenas representa un 10 % de lo que se generaba a los 10 años de edad. Además, diversos tratamientos farmacológicos como los betabloqueantes, hipnóticos y ansiolíticos también pueden contribuir a reducir la producción de esta hormona.
Así que, cuando la producción de melatonina disminuye, puede desencadenar diversos trastornos del sueño y del ritmo circadiano, además de contribuir al envejecimiento acelerado, la oxidación y la aparición de problemas inflamatorios.
Funciones adicionales de la melatonina
Sin embargo, la melatonina, además de regular el inicio del sueño, despliega otras funciones cruciales y provechosas para nuestro cuerpo:
- Favorece la liberación de la hormona del crecimiento, fundamental para el adecuado crecimiento durante la niñez y la adolescencia.
- Controla nuestro apetito y regula la producción de gonadotropinas, que son responsables del desarrollo y funcionamiento de los ovarios y testículos.
- Actúa como antioxidante, combatiendo los radicales libres.
- Ejerce una función antiinflamatoria y neuroprotectora.
- Fortalece el sistema inmunológico, elevando nuestras defensas naturales y resguardándonos frente a posibles infecciones.
- En investigaciones realizadas en ciertos animales, ha evidenciado cierto efecto antitumoral.
¿Comprimidos de melatonina, recomendados o no?
La utilización de melatonina en comprimidos para tratar problemas de sueño genera bastante confusión, así que es momento de aclarar un poco este asunto. En 2007, la Agencia Europea del Medicamento aprobó un fármaco compuesto por 2 mg de melatonina. Si la dosis es inferior a esta cantidad, se considera un suplemento dietético, lo que implica una regulación sanitaria diferente y permite su compra sin necesidad de receta médica.
Un informe publicado en el año 2017, una década después, analizó diferentes presentaciones de melatonina disponibles en el mercado sin necesidad de prescripción médica. El hallazgo resultó sorprendente: la cantidad de melatonina presente en estos productos variaba desde un 83 % menos de lo indicado en la etiqueta hasta un 478 % más.
Es importante destacar que, del total de melatonina ingerida, el 60 % se elimina a través de la orina después de ser metabolizada por el hígado; el 40 % restante es el que llega al resto del cuerpo y cumple su función de sincronización del ritmo circadiano.
Por esta razón (entre otros factores, incluidos los posibles efectos secundarios), recomiendo encarecidamente que la administración de melatonina se lleve a cabo únicamente bajo la supervisión de un profesional de la salud altamente calificado.
La principal aplicación de la melatonina radica en los trastornos del ritmo circadiano, los cuales a veces pueden confundirse con problemas de insomnio, tal como exploraremos más adelante. Las dificultades para conciliar el sueño o despertar temprano pueden no ser insomnio, sino un desajuste en el reloj biológico: ya sea un retraso o adelanto de fase.
En estos escenarios, la melatonina puede ser especialmente beneficiosa, aunque el momento de su administración y otras medidas adoptadas serán determinantes para el éxito del tratamiento, lo cual requiere una evaluación médica. Sin duda, al igual que con todos los medicamentos, existe un cierto efecto placebo, posiblemente el más evidente en toda la farmacología.
En el ámbito internacional, se ha alcanzado un acuerdo respaldado por la Sociedad Británica de Psicofarmacología, que sugiere que, ante el problema del insomnio, se considere la melatonina como primera opción antes de recurrir a fármacos hipnóticos o ansiolíticos.
Es importante recordar que aunque la melatonina es de gran utilidad en el manejo del insomnio, algunas personas pueden requerir la combinación de una terapia cognitivo-conductual combinada con prácticas de higiene del sueño.
